CUENTO LARGO
Papá Que linda la ventisca del campo, y que rico el olor a los capullos de petunia recién florecidos de verano. Esta paz la transito solo cuando estoy acá, y disfruto de sentarme en la hamaca del porche mientras miro el horizonte. Los caballos se ven como puntos desde donde estoy, pasando a ser un elemento más del paisaje. Escucho a las vacas mugir y a las gallinas cacarear, y eso no me molesta. Son parte de la escena, la cual me abraza con su sinfín de encantos. Por primera vez, mi cabeza me deja tranquila. Pero todo se arruina cuando llegan ellos. Una pena que no pueda estar sola, ya que siempre la casa de verano se llena de gente. Mis primos chiquitos corren por el prado sin ser supervisados por mis tíos, ya que se ocupan más en discutir y emborracharse entre ellos. Detesto estar al lado de ellos, porque me siento sapo de otro pozo. El ruido se me hace insoportable, provocando un odio interior que explota en mi alma. Papá me entiende. Decido adentrarme a la casa, pasando ...